En esta intervención, la forma es solo un accidente momentáneo. En “Cada cabeza es un mundo”, las cabezas no son objetos, sino manifestaciones de procesos en continuo tránsito. Cada una es un ensayo material sobre la multiplicidad del pensamiento, sobre su fugacidad y su contraste inevitable.
CADA CABEZA ES UN MUNDO
Una Configuración efímera
No hay una composición definitiva. No hay una obra terminada. "Cada Cabeza es un Mundo" es un ensamblaje en tránsito, un sistema de ensayo y error donde cada iteración es una hipótesis que se agota en sí misma.
CADA CABEZA ES:
Un lenguaje material: Texturas que evocan, repelen o invitan al tacto.
Un código de interpretación: Un campo de tensiones donde lo conocido y lo incierto conviven.
Un testimonio del instante: Lo que hoy representa una lógica, mañana será otra.
Habitar el pensamiento es habitar un mundo
El visitante no viene a contemplar, sino a habitar una posibilidad. Se transita por las cabezas como quien camina dentro de una idea: sin garantías de encontrar un sentido único, pero con la certeza de que cada ángulo ofrece un nuevo vértice de significado.
Aquí, cada persona se enfrenta a la pregunta:
"Si cada cabeza es un mundo, ¿cómo configuro el mío?"